¿VALE LA PENA SER MISIONERO?
El sacerdote diocesano Rubén Cortell Alborch, misionero en Portoviejo (Ecuador) visitó recientemente a los alumnos de 1º, 2º y 3º de la ESO compartiendo su testimonio de fe y vida con los habitantes de la barriada marginal de San Alejo en Portoviejo. Los alumnos pudieron no solo escuchar sino ver fotografías de cómo es la realidad de los niños y jóvenes ecuatorianos.
También dialogaron con el misionero, preguntándole por sus inquietudes personales y misioneras, el por qué de cambiar de una parroquia acomodada aquí en la diócesis de Valencia a una parroquia sin medios materiales como es la que se encuentra, o si vale la pena ser misionero hoy en el s. XXI. Fue una experiencia muy enriquecedora para los alumnos.
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